Mercado de los sábados

El tradicional mercado de los sábados figura ya recogido en el diccionario de D. Pascual Madoz a mediados del siglo XIX, que dice de él que era muy concurrido y muy variado. A mediados del siglo XX seguía siendo muy concurrido, pero se había especializado en la compraventa de cerdos, sobre todo “tetones”.

Bajaban a Soto gentes de casi todo el valle y , sobre todo, de “Las Alpujarras”. Traían los animales en unos cajones de madera con una rejilla para ventilación arriba y una puerta en uno de los extremos. Estos cajones se ataban a ambos lados de la salma y así, en caballerías, hacían el viaje desde los pueblos del valle o del monte hasta Soto.

El mercado era en la Plaza, aunque en ocasiones, no cabían todos y se extendía por la Placita, el Cascajar o el inicio de la calle Marqués de Vallejo. Con los cajones en los que los habían traído y aprovechando las paredes se hacían una especie de corralitos donde el vendedor exponía su mercancía a la vista de todo el que quisiera comprar. La mayoría de los compradores eran “tratantes” que subían de La Rioja, aunque tambíén los había de la sierra. Una blusa negra no muy larga era a veces su uniforme. Y trato tras trato se iban vendiendo lo lechones: el tratante ofrecía, el vendedor pedía más y, tras un tira y afloja, se llegaba a un acuerdo en el precio del lote. Un apretón de manos sellaba el trato.

Pero aunque la compraventa de cerdos era lo más importante, el mercado de los sábados no se limitaba a ella. También llegaban a Soto una serie de artesanos que aprovechaban la afluencia de público para hacer sus trabajos: esquiladores que dejaban las caballerías con aspecto nuevo; el bastero algunas veces, un estañador... Se arreglaban los aparejos de las mulas, se estañaban recipientes de metal, se alambraban pucheros de barro... El que más trabajo tenía, dada la concentración de caballerías, era el herrador. El herradero, entre la carretera y el camino del cementerio, tenía clientela asegurada durante todo el día.

También había otro tipo de ventas: telas y zapatillas; fruta... Dependía de la época del año, siendo los mercados de primavera y otoño los más importantes. Pero podían verse puestos con pimientos, melocotones, higos... al principio de la calle Marqués de Vallejo.

A media tarde, el mercado había llegado a su fin. La Plaza había quedado llena de basura de cerdos y caballerías. Era la hora del barrendero, que no cobraba por barrer, sino que pagaba por ello: había subastado las basuras de las calles, por lo que había pagado al Ayuntamiento una tasa anual.

Cuando anochecía, el pueblo volvía a su ritmo normal... hasta el sábado siguiente.

Contacto

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Fax: 941 43 90 07
Correo electrónico: ayto@sotoencameros.org
Horario y días de apertura al público:
Secretaría: Martes de 9:00 a 14:00 horas