El relieve, como corresponde a un pueblo de sierra, es muy accidentado y del gusto de los amigos del senderismo y la montaña. El río Leza divide, de sur a norte, la jurisdicción en dos hojas; y abundantes barrancos y torrenteras, que bajan desde las cumbres hasta el río, subdividen cada una de ellas en pequeñas cuencas. Es la margen este del río la que destaca por la longitud de sus valles (barranco del “Aido”, barranco de la Dehesa...) y la altura de sus macizos montañosos: La Cucurucha (1145 m.), Tajadilla (1211 m.). Caminos y senderos, unos paralelos al río y otros por las laderas de los barrancos, recorren toda la jurisdicción. Es la herencia que queda de lo que antiguamente eran los caminos de herradura que llevaban a los distintos pueblos de la comarca o a las piezas y huertas. Paralela al río discurre la carretera LR 250, de Logroño a San Andrés de Cameros.
El actual paisaje de la sierra de Cameros se originó como consecuencia de una serie de procesos geológicos hace alrededor de 600 millones de años. El aspecto actual del relieve comenzó a modelarse posteriormente, en la denominada origenia alpina. En un proceso largo, pero constante, los materiales sedimentarios se plegaron y elevaron conformando las actuales montañas.
En la cuenca media del Leza coexisten materiales silíceos (cuarzo-arenitas, conglomerados...) con materiales calizos, margas y areniscas.
El río ha excavado un profundo valle de laderas muy pronunciadas llegando a la formación de un espectacular cañón de alto valor paisajístico y ecológico que, a su vez, alberga una importante colonia de aves rapaces.
En la década de los 80 se descubrieron una serie de yacimientos con huellas fósiles de distintos dinosaurios (icnitas) impresas en suelos solidificados –antiguos barros y arenas- del periodo Cretácico dentro de la Era Secundaria; hace unos 120 millones de años. Destacan dos de estos yacimientos que están señalizados para su visita.
El primer yacimiento comprende dos partes de un estrato, casi vertical, ubicado a la izquierda, en una curva del camino de Soto a Cenzano, dominando un impresionante corte del cañón del Leza (con una caída de más de 90 metros). En esta gran lastra se han identificado 53 huellas clasificadas como: 30 correspondientes al género de therópodam 14 de ornitópoda y 9 de asignación dudosa. Se aprecian mejor con luz oblicua.
En el segundo yacimiento, en Peña la mora, el conjunto de huellas correspondiente, al parecer, al tránsito de una manada de saurópodos por un suelo fangoso, permite observar la tendencia de estos reptiles a proteger a sus crías rodeándolas.
Como en otros lugares, estas huellas han sido identificadas por la tradición como númenes, moras y posteriormente cristianizadas. En este caso, atribuidas a pisadas del caballo del apóstol Santiago “matamoros”, que dio varios brincos desde la peña de La Canal hasta Peña la Mora y desde allí a Clavijo, en auxilio de unas mermadas huestes cristianas que asediaban el castillo, no sin antes detenerse en el fondo del cañón para cocear contra unas rocas y abrir las fuentes del Restauro.
Además del cañón, la erosión ha dejado amplias zonas con la roca al descubierto, como ha ocurrido en otros muchos pueblos del Camero viejo. Aunque también quedan varias manchas de árboles. En unos casos se trata de bosques autóctonos (Dehesas de Valcárcel y Trevijano, con robles, Hayedo de Luezas...); en otros, nos tropezamos con pinos de repoblación, una repoblación comenzada en los años 40 del s. XX y que sigue intentando reutilizar terrenos baldíos. En los últimos años podemos ver cómo la vegetación autóctona va recuperando -de manera lenta, pero continua- terrenos que fueron cultivados hasta mediados del s: XX.
Consulta los folletos de Soto en Cameos:
Folleto: El arte de Soto en Cameros y sus pedanías.
Al acceder al núcleo urbano por la carretera procedente de Logroño, a nuestra derecha encontraremos el antiguo hospital de San José, actual albergue.
Se trata de una sólida construcción del S. XVIII, de planta rectangular y dos pisos levantada con muros de sillería y mampuesto en piedra caliza del lugar. Presidiendo la fachada, dentro de una hornacina, una bella escultura en alabastro del santo titular, y en sendos frisos corridos podemos leer un texto en honor de sus fundadores:
“ESTA OBRA Y SU FUNDACIÓN SE HIZO A EXPENSAS DEL ILMO. Y RMO. SR. D. FR. MANUEL XIMÉNEZ PÉREZ DEL CONSEJO DE SU MD. Y OBISPO DE S. JUÁN DE PUERTO RICO Y DE SU HERMANO D. JUAN ANTONIO XIMÉNEZ PÉREZ VECINOS DE CÁDIZ, HIXOS Y NATURALES DE ESTA VILLA DE SOTO. AÑO 1775. DOMUS PAUPERUM. SCALA COELI”.
Antiguamente funcionó como escuela de hilado, para la formación del personal de una pujante industria de tejidos de lana que, en Soto, llegó a contar con más de 70 unidades productivas.
Para acceder al núcleo urbano atravesaremos un magnífico puente en desnivel edificado en el siglo XVI, estructurado, al modo más clásico, sobre dos bóvedas de medio punto, con un pronunciado tajamar que, su la vez, hace las veces de apartadero. Su tamaño y esmerada fábrica nos hablan de la importancia del acceso a la villa en aquellos momentos. Quedan otros puentes menores, como el de la iglesia y el de la Fuente de los Caños (o Del Moro) que articulan los accesos dentro del pueblo.
Ya en la plaza, nos encontramos con el edificio de las escuelas, actual sede del Ayuntamiento. Se trata de un buen ejemplo de arquitectura civil de principios del siglo XIX, realizado en piedra caliza de la zona y ladrillo árabe, consta de una primera planta porticada en sillería, que a la vez completa la visión urbanística de la plaza ofreciendo un cómodo y práctico espacio cubierto, mientras que en el interior unas amplias estancias supusieron una impresionante aportación a la vida cultural de la sierra.
En un primer plano el monumento a D. J. E. de Elías y en el centro las escuelas.
Fue un soteño vecino de Jarapa (México) D. Juan Esteban de Elías, quien dejó un importante capital para su construcción, para el mantenimiento y jubilación de tres maestros así como para material escolar y becas de estudios universitarios destinados a los alumnos menos pudientes. En 1975 dejaron de funcionar.
Este benefactor cuenta con una escultura en bronce, de finales del XIX, que fue colocada en 1920 sobre un esbelto pedestal, en la que se le representa ataviado a la manera de los ilustrados. Es un impecable trabajo del escultor soteño D. Francisco Elías Vallejo al que la reina Isabel II nombró escultor de cámara.
Si desde aquí nos asomamos al río podemos ver unos arcos medievales de gruesas dovelas que formaban parte del llamado molino de “ Arriuco”.
La plaza se completa con un muro con banco corrido, con un frontón; una hermosa fuente y el edificio del Casino, sede de la Sociedad de Fomento, en el que antaño se representaban obras de teatro, conciertos y otros interesantes eventos para la intensa vida cultural que existía en la villa.
Detrás de las escuelas, el palacio del marqués de Vallejo, con sus interesantes escudos, es un buen ejemplo de la arquitectura nobiliaria de la sierra en los siglos XVI y XVII.
Junto a esta construcción y en la placita (antiguamente denominada como plaza de San Roque) podemos observar una bella y bien restaurada fachada al estilo de la arquitectura colonial del siglo XVIII.
Atravesando las calles del núcleo urbano veremos en pié numerosos ejemplos de arquitectura popular, en piedra, ladrillo, madera y adobe, que conservan sus originales estructuras adaptadas a la estrechez y, a las pendientes con elevaciones de hasta 7 y 8 alturas que compensaron la carencia de espacio para un lugar antiguamente muy poblado (se acercó a los 3000 habitantes en el siglo XIX). Además se conservan solanas, hornos de pan, pajares, corrales y tramos de pavimento adoquinado, como verdaderas reliquias del urbanismo tradicional camerano.
Desde la calle Marqués de Vallejo podemos acceder a la iglesia, tanto por las escaleras que este mismo marqués hiciese construir en 1832, como por el final de la calle, rodeando el templo. Este templo, dedicado a San Esteban Protomártir, con su airoso campanario rematado por una cúpula orientalizante, preside el centro del pueblo y constituye un amplio edificio construido en piedra con fábrica de mampuesto y remate de sillería en las esquinas, zócalos, vanos y pórticos. Se asienta sobre una enorme base artificialmente levantada contra el desnivel del terreno, que se prolonga desde el presbiterio a base de un voladizo sobre el que se edificó la sacristía.
Es un templo de planta basilical, de una sola nave, apoyada sobre ocho capillas (quedan seis), y cubierta abovedada con una cúpula de casetones frente a la cabecera, restaurada tras el desprendimiento de finales de los 80.
En el suelo se ha respetado sus antiguas estructuras funerarias.
En su interior destaca el retablo mayor, que vino a sustituir al anterior del siglo XVII,
Es uno de los últimos retablos mayores de La Rioja. Se asienta sobre un banco en el que están representados los evangelistas y, consta de tres calles en las que se distribuyen las imágenes a diferentes escalas. Así junto a San Esteban, encontramos a San Pedro, a San Pablo, a Santiago y San Juan Evangelista. Sobre este grupo, destaca un especial relieve de la Asunción de la Virgen, que nos recuerda a la imaginería centroamericana, en la que María aparece enmarcada en rayos de luz radiales; Sobre ella, el Santísimo bendiciéndolo todo. El Sagrario está custodiado por dos ángeles.
A ambos lados del podemos admirar dos grupos de medallones, realizados en estuco policromado que representan a la Anunciación, la visita a Santa Isabel, la Adoración de los pastores, y los reyes magos. En las capillas laterales, encontramos los retablos menores, destacando un bello ejemplo de retablo barroco de escuela catalana dedicado a la Virgen de la Merced. Puede admirarse igualmente, una interesante muestra de imagineria procedente de las ermitas desaparecidas o en estado ruinoso. En la parte trasera, se asienta el coro, con su sillería, órgano y fascistol.
Nuestra siguiente visita nos llevará a un lugar muy especial para todos los soteños. Ascendiendo a la cima del cerro donde se asienta el pueblo, llegamos a la ermita de Nuestra Señora del Cortijo. Lugar de numerosas creencias y tradiciones donde se ubica el origen del pueblo, y donde las fuentes escritas y las paredes hablan de un poderoso recinto fortificado donde estaría a su vez el santuario.
La actual fisonomía de la ermita responde a la de las construcciones barrocas al estilo de la tierra, si bien su construcción y necesarias ampliaciones nos muestran diferentes fases constructivas desde la Edad Media hasta el siglo XIX.
Una serie de paramentos exteriores, algunos con saeteras defensivas, la base de la espadaña, los escritos del siglo XIV, así como la imagen titular de estilo protogótico atestiguan un pasado muy remoto en el que un templo de menores dimensiones coronaría el promontorio, La actual ermita se levanta sobre un alto aterrazado. Su acceso principal se sitúa al oeste y bajo el pórtico que hacia el sur y el oeste abre dos arcos de medio punto con la rosca rehundida, con una puerta adintelada, flanqueada por dos vanos cuadrangulares y enrejados.
El edificio es de mampuesto levantado en diferentes fases de ejecución, e iría enlucido. La presencia de sillares se circunscribe a los pórticos, a los vanos y a las esquinas.
Tiene planta de cruz latina de nave única cerrada por una cúpula gallonada que se apoya sobre pechinas decoradas. El templo es abovedado y se sobreponen bóvedas de cañón rehundidas y arcos de diafragma.
Las paredes conservan la última capa de pintura al fresco de estilo rococó.
Una enorme reja divide el área litúrgica del resto de la iglesia.
En el presbiterio se encuentra el retablo dorado, con San Indalecio y Santa Gertrudis. Y en el centro la imagen de la Virgen. Si está abierto el camarín y la imagen esta “vestida” con uno de sus ricos mantos, podemos observar del nivel de donaciones que la devoción a esta imagen suscitaba. Si la talla se encuentra exenta de atuendos, admiraremos una talla de finales del siglo XIII en la que la Virgen entronizada como Reina de los Cielos nos muestra a Jesús en su regazo. La restauración del rostro de María y la modernidad de su mano derecha no le restan nada al encanto de las tallas románicas, reflejado sobre todo en el niño.
En el pueblo quedan en estado ruinoso otras ermitas menores, como San Martín, San Antón o San Babilés, y por desgracia para todos, otras han sucumbido recientemente al olvido o a la demolición. Casos como San Blas, o la ermita del Campo.
Junto a las ruinas de esta última ermita se encuentra la nevera, muy bien conservada y recientemente restaurada.
Se trata un curioso ejemplar de cuerpo cilíndrico excavado en el suelo y construido con caliza del entorno. La parte superior viene rematada por una cúpula de aproximación de hiladas y cuenta con dos estribos exteriores que refuerzan la estructura desde el exterior. En la parte superior esta el portillo de carga y en la inferior el sumidero, ambos clausurados en la actualidad.
Se edificó para almacenar la nieve y garantizar su conservación. Para ello la nieve o el hielo se ponían bien apelmazados y cubiertos de paja u hojas entre tongada y tongada.
El consumo de hielo se intensificó en los siglos XVI y también XVII como elemento terapéutico contra la fiebre, la hinchazón y las fracturas y como base para elaborar refrescos.
MIKEL BEORLEGI EREÑA
Además de los anteriormente citados de la villa de Soto en Cameros salieron entre otros una serie de personalidades de entre las que destacaremos a:
- D. Claudio Antón de Luzuriaga: Fue diputado a Cortes en varias legislaturas y senador vitalicio. En 1854 obtuvo la cartera del ministerio de Negocios Extranjeros. Presidió el Tribunal Supremo de Justicia y entre otros puestos , en 1858 formó parte del Consejo de Estado.
- D. Francisco Vallejo: Aparece como alcalde Mayor de Manila y Auditor de Marina condecorado con la cruz de Carlos III.
- D. Ventura González Romero: Diputado a Cortes, entró en la cartera de Gracia y Justicia entre 1852 y 1853, siendo premiado como senador vitalicio por el Gobierno y por el Rey.
- D. Diego Fernández Vallejo: Marqués de Vallejo , fue Diputado a Cortes y Senador del reino. Hizo numerosas donaciones benéficas dejando al morir (1901) importantes fundaciones y legados para obras de caridad.
- D. Aniceto Ibáñez de Ocerín y Vallejo: Diputado por Soria en las Segundas Cortes de Cádiz. En 1814 desempeñaba cargos relevantes , entre ellos el de Meyor del Consejo de Indias.
- D. Juan Antonio Lázaro: Figura en 1759 como Notario del Santo Oficio de Navarra.
- D. Manuel Jiménez Pérez: Miembro del Consejo Real y Obispo de Puerto Rico que Junto a su hermano Antonio Jiménez Pérez fundó el Santo Hospital se Soto el año 1775.
- Fray Bernardo Pérez: Este padre franciscano fue Predicador General de la provincia de Burgos y compuso en 1738 un “Novenario Sagrado a la Virgen del Cortijo”.
- D. Pedro González Vallejo: Obispo de Mallorca y Arzobispo electo de Toledo en 1833. Fue además Diputado a Cortes y recibió la Gran Cruz de la Orden de Carlos III. Escribió una polémica obra “Discurso canónico-legal sobre los nombramientos de Gobernadores hechos por los cabildos en los presentados por S. M.
- D. Nicolás Rodríguez Campo: Fue durante 45 años jesuita y admirado misionero en Fernando Poo y en Panamá. Murió en 1900.
- CALVO PALACIOS, J.L. (1977) “Los Cameros”. IER. Logroño.
- CASANOVAS CLADELLAS, M. L. (1990) “Huellas de dinosaurio en Soto de Cameros”. (La Rioja; España) ZUBIA nº 8 Logroño.
- DOMINGUEZ,S.(1880) “Recuerdos de la niñez” Buenos Aires
- ESCUIN GUINEA, M.J. (1993) “Aproximación al estudio de la arquitectura barroca en el curso alto del Leza” Berceo 125. Logroño
- EQUIPO DE PROSPECCIÓN (1998) “Informe preliminar de la prospección arqueológica en Murillo y Ribafrecha” Iberia nº 1. Logroño
- ESPINOSA RUÍZ, U.(1986) “Epigrafía romana de La Rioja” IER. Logroño
- GREDILLA Y GAUNA, A. F. (1914) “Itinerarios botánicos de Javier de Arizaga” Imprenta Provincial. Vitoria.
- LÓPEZ DE LA CALLE, C. (1994) “Caracteres arquitectónicos y restos materiales. Collado del Mayo” Estrato nº 6. Logroño.
- OCA MERINO, E (1913) “Recuerdos de Cameros” Logroño.
- PASCUAL GONZÁLEZ, H. (2000) “La Rioja desde la Edad de los metales hasta Roma“ La Rioja Tierra abierta. Logroño
- PASCUAL MAYORAL, P; RAMÍREZ SABANDO, J.L. (2000) “La aportación de Roma a la cultura“ La Rioja Tierra abierta. Logroño.
- REINER, E. (1984) “Viaje por el Camero Viejo” Logroño.
- ROMERO, P.J; et Alii Web. de Soto en Cameros